¿Alguna vez has pensado de dónde sale la tinta de los bolígrafos? Ese utensilio tan preciado que tantas veces incontables hemos usado en nuestro día a día y que es totalmente indispensable.
Si no conoces su origen, lee este post, porque vamos a contarte todo sobre la tinta de los bolígrafos que hacen posible nuestra escritura sobre el papel.
A día de hoy, el origen de la tinta del bolígrafo es aún desconocido. Se le atribuyen varias historias y la más compartida es la que procede de la cultura oriental. Parece que su primera aparición se originó en el año 2.500 a.C. en China. De hecho, hay constancia de que la tinta del bolígrafo se utilizó en el año 400 a.C.
Al principio la tinta se sacaba de la mezcla de un pigmento negro, cola y otros elementos aromáticos con agua.
Ya en la Edad Media, los escribas incluyeron la tinta roja en sus escrituras para resaltar fragmentos. Para crear la tinta roja del bolígrafo en aquella época se usaba tinta de sepia o restos de vino o arcilla. No obstante, fue con la revolución del siglo XX, con la invención de la impresora, cuando realmente surge la necesidad de crear un tipo de tinta que se secara rápidamente. También es este hecho el que impulsó la creación de las tintas de diferentes colores por la necesidad de crear ilustraciones y escrituras con una mayor diversidad cromática.
Es en este siglo, alrededor de la década de los 40, cuando empieza a utilizarse el bolígrafo que hoy en día todos conocemos. Pero lo cierto es que la idea de introducir la tinta en una especie de tubo para poder escribir surgió en el siglo XIX, cuando la única alternativa existente era la de untar el utensilio de escritura en un recipiente.
En esta época existían todavía bastante dificultades técnicas para fabricar el bolígrafo con tinta para escribir.
Es entonces en el siglo XX cuando se producen los suficientes avances para que se pudiera crear el bolígrafo, un instrumento para escribir que tiene en su interior un tubo de tinta especial y, en la punta, una bola metálica que gira libremente.
La tinta de los bolígrafos está hecha por medio de un compuesto de resinas vinílicas y química, que se utiliza en cartuchos de tinta.
Las primeras tintas estaban hechas por medio de pinturas vegetales que consistían en la mezcla de un pigmento conocido como negro humo, cola y sustancias aromáticas, que debían mezclarse con agua antes de usarse, como ya hemos mencionado anteriormente.
En cuanto a la tinta del bolígrafo, esta se obtiene de la mezcla exacta de tintes, resinas y disolvente. Para elaborarla, se debe analizar con una prensa pequeña que mide la densidad de la tinta de una forma muy precisa. De esta manera se garantiza que la tinta del bolígrafo no quede ni muy aguada ni muy espesa.
Para fabricar la tinta de un bolígrafo se requieren tres componentes: el pigmento, el vehículo y los modificadores.
Los componentes de las tintas convencionales son las materias colorantes, como los pigmentos y colorantes solubles, y el barniz. Este se consigue con una mezcla de resinas, disolventes y aditivos que actúan como un vehículo para transportar el color de la tinta.
De hecho, el proceso de fabricación de la tinta del bolígrafo es prácticamente el mismo que el de la tinta para imprimir, salvo que se utilizan otros componentes que dan a la tinta del bolígrafo sus características.
Para ello, se utiliza lo siguiente:
Barniz: el barniz se prepara a altas temperaturas durante un tiempo prolongado. Este barniz aporta la textura necesaria para poder escribir correctamente. Se fabrica a base de mineral con vegetales o solo vegetales.
Tonalidad: esta se obtiene según el pigmento que se elija, el cual aporta el color que se desee. Estas tonalidades pueden ser más o menos intensas y se utiliza el sistema Pantone, con colores mono pigmentados o multi pigmentados que se mezclan entre las bases mono pigmentadas para obtener el tono deseado.
Aditivos: estos aditivos se mezclan con el resto de los componentes de la tinta. Pueden ser secantes, ceras, siliconas u otro tipo de aditivo.
Todo ello se mezcla para lograr la tinta de los bolígrafos.
Como ya hemos mencionado, la tinta de los bolígrafos se caracteriza por ser un componente químico elaborado con resinas químicas y vinílicas. La resina vinílica se obtiene de la polimerización, un proceso por el que las moléculas convergen creando reacciones que permiten la formación de células de doble carga.
Esto le aporta diferentes propiedades que brindan el efecto deseado según sus compuestos químicos. Por tanto, dichas propiedades dependen del uso que se le quiera dar y por el que ha sido fabricada. De esta forma, podemos encontrarnos con tintas invisibles, convencionales, multicolor, fluorescente, etc.
Los pigmentos de la tinta son un componente sólido que no sufren ningún tipo de reacción, lo que hace posible que aporten el color al papel. Debido al meticuloso proceso por el que se elabora la tinta de los bolígrafos, esta queda lo suficientemente espesa a la vez que líquida para que se adhiera al papel sin ningún tipo de problema.
Existen varios tipos de tinta que suelen utilizarse en múltiples modelos de bolígrafos. Las más comunes son la tinta de gel o de base de aceite.
La tinta de aceite de los bolígrafos es la que más se usa, y por tanto la que está más presente en la fabricación de los bolígrafos. Se trata de una tinta espesa y de calidad, que atiende a todos los usos cotidianos de la escritura.
Por su parte, la tinta de gel es una sustancia más líquida que aporta una mayor fluidez, más brillo y más color en el trazo. Se fabricó con el objetivo de crear una tinta que se secara antes y que brindara una experiencia más agradable a la hora de escribir.
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